
Sinopsis
Ivanna Taylor es una agente, es demandante y perfeccionista, le gusta trabajar duro y conseguir todo aquello que me propongo. En su trabajo como agente, esta vez debía ir a Grecia para detener a un mafioso que solo se dedica a esclavizar mujeres, maltratarlas y matarlas, debía regresarlo a Estados Unidos y entregarlo. Hubiera sido fácil si no me hubiera encontrado con el pakhan de la Mafia Roja, la organización de narcotráfico en Rusia, o también conocida como la Bratva. Un idiota, asesino y de sangre fría que no se tienta el corazón ante nada ni nadie. Nikolay Volkov, un estúpido que hubiera entregado, que hubiera matado o hubiera dejado pudrirse en la cárcel, pero él hubiera no existe.
Prefacio
El gran error.
Tiempo después.
Su trabajo es demandante y el mío igual, tengo mucho que hacer, pero sobre todo entregar al criminal que ha acabado con muchas vidas, no se si me atrevo, pero tengo que hacerlo.
No sé qué hacer, no se como seguir, pero necesitaba hacer algo, necesitaba centrarme y poder acabar con esto.
Mi misión era atrapar a Owen Steven, lo entregaría a la policía de Estados Unidos y con eso tendría un punto más a mi perfeccionismo y gran trabajo que hago, pero las cosas se salieron de control, no tomé las riendas del asunto y al parecer las he perdido.
El comandante de mi central me dijo que lo entregara o estaría despedida, pasé mucho tiempo en Grecia y estados Unidos tratando de atrapar a Owen, me di cuenta de sus lazos con la mafia más poderosa de Grecia y fue como me empecé a inmiscuir entre estos territorios. Mi sorpresa fue ver una guerra recién empezada y eso fue un punto malo para toda esta captura, las cosas me llevaron por lugares extraños y consigo conocí personas peligrosas.
Melier Vesilei y Nikolay Volkov estaban al mando de esta guerra, estaban protegiendo al Rey de la Mafia de Grecia, Kenneth Baslan, pero aquí ante mi tenía al Rey de la Mafia Roja o mejor conocida como la Bratva. Es una historia larga y caótica, pasé por demasiadas cosas para hoy poder pararme ante el ruso de sangre fría que muy rara vez se ha tentado para hacer un acto de buena fe.
—Serdtse —Ese apodo me causa un escalofrío por todo el cuerpo—. Se lo que has hecho, no me lo esperaba de ti la verdad.
—Sabías a que me dedicaba —le recrimino—. Es imposible que no te haga nada sabiendo que mi trabajo se basaba en la justicia. Da igual, ayer pusiste la soga sobre tu cuello.
—La policía jamás será justa, es corrupta y es lamentable que me hagas esto.
Las lágrimas ruedan por mis mejillas, había pasado tanto que no me cabía en la cabeza en como fui capaz de entregar al Rey de la Bratva, lo había usado de cupón de canjeo.
—No es fácil para mí —me justifico—. Duele como la mierda.
—Pero no te dolió usarme de cambio —masculla molesto—. Te di todo, confíe en ti, me abrí ante ti para que me creyeras, te entregaría el mundo y ¿Me haces esto?
—Era uno de mis familiares o esto.
—¿Esto? Recuerdo que tú le pusiste nombre a esto, etiquetaste lo que éramos y lo acepté porque así te entregarías a mí, pero ya veo que solo fui un idiota que se dejó entregar.
—Nikolay, entiéndeme.
—¡Nunca lo haré! —me grita—. ¡Ivanna, tu puto mundito de mierda solo te trajo desgracia y me lo confesaste, tus "amigos" solo te rebajaban por ser mujer, tu comandante te daba casos sin sentido porque no te creía capaz! ¡Eso escogiste, pues eso vas a tener!
—No estabas cuando necesitaba decidir... No estabas, Ruso.
—¡Tú me hiciste largarme porque te dije algo que era verdad y la verdad siempre duele, corazón! Preferiste seguir salvando a quien tanto daño te ha hecho. —Se masajea la mandíbula, ya no me ve como antes, solo esta que bota humo e irradia pura rabia—. Cometiste un error, uno muy grande porque eso si te digo, si yo caigo, te haré caer conmigo y la que sufrirá serás tú, corazón.
Termina con la amenaza y se encamina a la puerta, sus soldados están listos para escoltarlo, quedaban segundos para que fuera atrapado y el nudo en mi garganta no se desvanecía.
—Nikolay... —lo llamo—. Yo...
Se detiene en la puerta del ascensor, sus manos siguen en sus bolsillos, pero no se da vuelta, solo escucha mientras me da la espalda.
—Te amo.
Las palabras salen con dificultad, pero se lo he dicho y eso no me hace sentir mejor, solo me recalca lo estúpida que fui, me hace saber que me dejé llevar por el impulso, los sentimientos me acobardaron y ahora estoy perdiendo a la persona que amo, que me ha mostrado más de la vida y me considera la gran mujer que soy, pero creo que lo he perdido.
O eso creo, porque esto tiene un porque.
El ruso que tanto he odiado ahora se convierte en mi vulnerabilidad, mi estabilidad se destruye con lo que le he hecho y solo tengo miedo, pero pienso y quizá puedo arreglar el error, pero eso significa perder a mi padre.
—Te amo, Nikolay, y quiero que me perdones...
—¿Sabes, Ivanna? —carraspea antes de continuar—. Creí que me sentiría mejor desde que me abrí contigo, desde que me permití quererte y enamorarme de ti, pero fue un maldito error. Ahora, la que sería mi prometida en unos meses se convierte en mi enemiga, y es... fantástico.
—Perdóname...
—Yo no te amo más Ivanna, así que lárgate con tu enemigo, que de esta salgo solo, pero en el momento que lo haga, tu no veras más la luz del día.
Con eso me deja destruida, las puertas del ascensor se abren y desaparece detrás de ellas con sus soldados. Mi placa y arma permanecen en la mesa, tomo el arma y disparo a las puertas de metal que no se perforan por más balas que gaste.
Había sido una estúpida, había cometido un error y ahora estaba perdiendo a alguien que valía la pena por algo que no valía ni un centavo.
Estaba acabada.
Estaba perdiendo.
Y la persona que amaba se estaba convirtiendo en mi enemigo y ya no me amaba. Ese había sido mi costo por querer ser una buena policía, una buena reina y una buena novia que está haciendo lo posible para que la tortura caiga en mis hombros y no en los de otro.
Como siempre digo, el hubiera no existe, pero...
¿Y si el hubiera jamás existió entre nosotros?
Había una posibilidad de que me perdonara y me volviera a amar, una era poco, pero suficiente.